domingo, 23 de septiembre de 2007

CAMINANDO ENTRE AGRESORES

Acabo de pasar por el Blog de mi amigo Genin, y su contenido y algunos de los comentarios posteriores, han hecho volver sobre mí algunos momentos de esos que se guardan a propósito en el cajón del fondo de la memoria, para no encontrártelos con demasiada frecuencia.

Las personas crecemos siempre con miedos porque en nuestro entorno y desde que nacemos, siempre hay recomendaciones de protección: "cuidado , no tropieces" "pon atención, no te caigas" "usa el trapo, no te quemes"...
pero las niñas crecemos con un extra de preparación al miedo. Y es un extra ingrato, porque de alguna forma terminamos asumiendo que podemos ser culpables de la causa que justifica ese miedo. Se nos avisa del peligro de los extraños, de que debemos ser "decentes" y de que hay "hombres malos" que quieren "lo más hermoso de nuestras vidas"...

No voy a entrar ahora en valoraciones sobre la ideología que hay detrás de todo esto, ni sobre la apreciación de la mujer como una caja sorpresa que una vez "desprecintada" pierde valor... Voy a quedarme solamente, con el germen del miedo que esto representa para muchas mujeres...

Y lo verdaderamente desolador en todo esto, es que en algun momento de nuestras vidas, todas somos víctimas, testigos o confidentes de estas situaciones.

A los 1o años, yo asistía con frecuencia a catequesis. Iba los sábados por la tarde a la Iglesia de la Magdalena, en la calle Puentezuelas, en Granada. Había un anexo a la capilla (preciosa por cierto) en el que se distribuían las oficinas " de los curas" y un piso donde se daban las clases y las actividades. Abajo había una especie de salon de actos, donde tambien hacíamos actividades.

El párroco era un anciano encantador (paradógicamente el nombre del buen sacerdote lo he olvidado..). Un hombre dulce y cariñoso, la imagen clásica del típico párroco bondadoso.

El segundo de a bordo, era un sacerdote mucho más joven, yo diría con mi recuerdo de ahora, que debería tener alrededor de 40 años.

Los niños y las niñas dábamos la catequesis separados, y el sacerdote "DonRamón", estaba casi siempre con los chicos.
Eran raras las ocasiones en que nos daba alguna clase, pero en las actividades comunes siempre aparecía.

El grupo de niñas no era muy amplio, y la mayoría estábamos entre los 10 y los 13 años.
Hubo una época, en que las niñas empezamos a ser conscientes de que Don Ramón era un poco "pesado". Siempre que andábamos cerca, terminaba tomándonos a alguna de los hombros mientras hablaba con todos, y al tiempo empezaba a toquetearnos el cuello, la espalda y a veces tambien bajaba las manos hacia delante.
Nosotras éramos al princio demasiado niñas para ver algo "perverso" en ello, pero evidentemente, muchas de nosotras empezamos a desarrollar, y a partir de ese momento se nos despertaron los sistemas de alerta, porque entendíamos que había algo en nosotras que podía "incentivar malos pensamientos y acciones"...

Tengo que confesar que yo percibí esto de las últimas, porque tardé mucho más que las otras en empezar a parecer un "proyecto de mujer" , pero lo bueno de las amistades es que te enseñan a apreciar y ver cosas que sólo no verías...

Antes de tener consciencia de que aquello realmente era indigno, recuerdo que jugábamos a ver quien conseguía zafarse del Don Ramón, y la pobre que era "atrapada", perdía... Al cura le pusimos el mote de "tocadiscos", y así anduvimos hasta que como dije, se nos prendió la luz que nos dejó ver la diferencia entre lo que es un juego, y lo que sencillamente no está bien.

Yo no dije nada en casa, entre otras cosas porque no pensé que sirviera de mucho y porque yo tampoco le dí personalmente, una relevancia mayor. En mi inocencia, no veía la trascendencia ni el potencial de otros abusos en este.

Algun padre debió hablar, porque Don Ramón fue retirado de las actividades con nosotras, pero seguía por allá, y continuábamos viéndonos.

A los 13 años dejé de ir a la parroquia, me mudé de barrio, y años despues, estudiando ya medicina y colaborando con una ONG , tuve que volver a esa parroquia para solicitar que destinaran "el cestillo" del domingo a un proyecto de salud en Burkina Fasso.

Volví a hablar con el párroco... y ahí estaba Don Ramón, serio, correcto y amigable. Obviamente no se acordaba de mí, y yo en ningun momento le hice alusión a mi pasado en la parroquia . Salí de allí siendo consciente por vez primera, de lo que había ocurrido realmente, de lo que este hombre nos hacía, y de que a pesar de ello, había terminado siendo párroco...

Sentí una extraña sensación que me hizo apresurarme a salir de allí. De repente pensé si habría seguido con otros, si lo habría hecho antes de nosotros, y si alguna vez habría ocurrido algo más. Tambien pensé en cómo debía sentirse él, incluso le adjudiqué el beneficio de la duda, atribuyendo su descargo en el hecho de que el voto de castidad probablemente es un absurdo que pocos religiosos podrián cumplir con salud mental...pero igualmente quise salir de allí, y olvidar, y no pensar, olvidar, y no pensar....

Con los años he conocido a muchas mujeres, y he conocido historias desgraciadas, protagonizadas por mayores desgraciados, muchos de los cuales siguen en la calle porque además, nunca fueron acusados de nada. Y no estamos hablando de forajidos callejeros, sino de tipos aparentemente "normales"... quizás el problema radica en parte en que asumimos que un comportamiento socialmente aceptable, no incluye los asuntos de alcoba, por llamarlo de alguna manera, y tambien es cierto, que el derecho a la intimidad, no deja de serlo porque existan degenerados.

Pero ¿Cual puede ser la unidad de medida para todo esto???

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Kay,creo que los foros de terra han explotado irremediablemente,esto se veia venir...jajaja.
Y sobre tu post...tienes razón,estas cosas suelen pasar,cuando eres una niña aún que no puede discernir,lo que está bién o mal.Creo que hoy dia,la sociedad está más sensibilizada con estos temas y las leyes amparan a los niños...como debe ser.Pero hace años,a nadie se le ocurria decir nada si tú profesor,tu vecino o tu pariente,te acariciaba más o menos disimuladamente...nadie creia a un niño antes que a un adulto...y sobre todo si era alguien conocido y con una reputación...como un sacerdote o el profesor de matemáticas...por ejemplo.Además creo que los crios de antes éramos más inocentes o ignorantes de todo este mundo oscuro y sucio.Nunca será suficiente el castigo que les impongan por abusar de un niño.
Hasta pronto.
Gata

Anónimo dijo...

Kay, buenas noches: Gracias por el comentario en mi blog, ahora te devuelvo la visita.
¿Quién no ha tenido alguna vez desgraciadamente alguna experiencia de abuso o intento de abuso?..... creo que si empezáramos a tirar de la lengua somos pocas las que nos libramos. Por supuesto que yo no me libré.... pero escapé ..... no me preguntes cómo, pero a mis once años el "Sacristán"(mal rayo le parta) de mi parroquia me engañó diciendo que me quería enseñar una cosa y trató de manosearme..... ¡horror, pasé! era una niña pero me lo olí y salí corriendo como una loca. Aquello me marcó durante algún tiempo y me hizo aborrecer la iglesia y al elemento aquel, que para colmo tenía un grado de deficiencia mental.
Tampoco yo lo comenté a nadie, solo a una amiga que tambien fué víctima.
Un abrazo Kay.

Airblue

PIZARR dijo...

Caramba chicas, parece que todas hemos vivido las mismas historias y como bien decís, en su momento algo nos alertó, pero por otro lado como no llegaron a más, lo dejamos pasar.

Por otro lado a esas edades aún no eramos muy conscientes del alcance de aquello, si sabíamos como dice Air, que algo olía mal, pero creo que es más tarde cuando descubres lo que significa y entonces ya no es momento de ir contando lo que te pasó a tal o cual edad.

Yo viví un episodio con 18 años que definitivament eme puso en alerta con las circunstancias, los hombres, los lugares solitarios, la noche y un largo etc. de cosas y manias que aún conservo.

Espero que se arregle el tema de los foros y podamos seguir disfrutando de las berenjenas. En caso contrario seguiremos en contacto en los blogs o ya inventaremos algo.

Kay, tye he contestado en mi blog a lo del correo.

UN BESO MUY GRANDE CHICAS

Genín dijo...

¡ Que bien escribes querida Kay ! A mi me encanta...jajajaja
Pues no creais que las tias teneis la exclusiva de intento de abuso...jajaja Hay que bromear hasta con esto, si no esta puta vida no es tragable...
Yo tendria unos 10 u 11 años o 12 No recuerdo bien, en fin era muy pequeño e inocentón (Lo sigo siendo pocos años después...jajajaja)
Estaba interno en uno de los mejores internados y un dia con 40 de fiebre y escarlatina, un enfermero cura, me metió mano bien metida, vamos que me masturbó el hp, yo solo tenia flashes, por lo que no me enteré del todo hasta pasados los dias. En realidad por ello de estar semiconsciente, no me enteré muy bien del tema, pero durante muchos años, tuve pesadillas escuchando la voz de aquel viejo de mas de 70 años. Al poco, tras varios sucesos, entre ellos la muerte de un niño que saltó por una ventana de la enfermería y se electrocutó al caer y topar con unos cables en su caida. El niño estaba al lado de mi habitación y ocurrió la misma noche de mis pesadillas.
Es la primera vez que cuento esto, no por nada, ya no suelo acordarme, a excepción de cuando se habla de estas cosas. Pero pasé muchos años con pesadillas y al despertar maldiciendo al tipo aquel que me robó algo muy mio y que no se muy bien que fue, pero desde entonces a mi me faltó algo....
Terra está "out", así que nos veremos por aquí y por allá, y como dice Piza, si no funciona, ya inventaremos algo. Menos mal que siempre nos quedan los blog.
Salud, Genín

Kayara dijo...

Madre mía, Genin¡

Y lo malo es que las experiencias de este tipo con religiosos o con personas "relacionadas" es muy frecuente.
Igual con esto la Iglesia tenía que empezar a analizar cuales son realmente las acciones "contra natura": ¿ el reconocimiento de la homosexualidad, o la negación de la sexualidad como parte intrínseca al ser humano??

Pero claro, con la Iglesia hemos topado¡¡

Besos compañer@s

Kay