sábado, 8 de diciembre de 2007

fotos de galapagos






Caminando entre propósitos

Hoy quiero empezar la segunda parte de mi vida. No es que quiera ni pretenda vivir hasta los 80, pero supongo que plantar el ecuador en la cuarentena, parece razonable.

Comienzo mi nueva vida con un solo propósito, y no me estreso por ello, me queda toda la mitad de mi vida para encontrar otros si así lo deseo.

Mi propósito de ahora, es empezar sin lastres, sin mentiras de otros cargando mi espalda, sin recuerdo de daños ni dolores.

Hoy me he reído, porque empezando mi segunda vida y al descubrir una nueva mentira tuya, siento el alivio de ya no tener que preocuparme por ella.

Pero tengo mi propósito, y lo voy a cumplir…y por eso me he reído…

Ya no hay borde el en vaso de mi decepción contigo, porque ya tampoco hay más decepción posible, pero quiero contarte hoy que esta es la última mentira que te guardo, la última que te consiento, y probablemente la última que traspasará la puerta de mis sentidos, porque a partir de ahora y tras mi propósito, me reservo el derecho de admisión.

Hace ya parece mil años, me alejé de ti, no uno, ni cien , sino 8000 kilómetros. Y no lo hice porque quería volver contigo…sino para olvidarte…

Pero en unos meses regresé muy cerca, y te ví, y me viste, y nos despedimos, ahora sí, …y yo reanduve mis 8000 kilómetros de regreso al que debía ser mi principio, para ya por fin, empezar sin ti, con la sensación de haberte dicho adiós como se le dice a un amigo a quien se ha querido mucho, mirándolo a la cara, con cariño y con un beso.

Yo sabía donde acababan mis 8000 kilómetros, pero tú no tenías ni idea de por donde empezar a contar tus centímetros.
Entonces, te moviste, encontraste a quien te estaba buscando…y te diste cuenta de que andabas perdido…y de repente caíste en la cuenta de que yo tenía una brújula mágica que me hacía saber dónde estaba, y que me permitía ir y volver a pesar de los km.

Entonces quisiste tomar mi brújula prestada, y soltaste a la que te buscaba, y me escribiste y me pediste intentarlo de nuevo.
Y yo que ya estaba rescribiendo mi historia, levanté la pluma, y decidí interrumpir ese episodio para continuar mi capítulo contigo.

Pero hoy me entero de que era yo la que quiso volver contigo… ¿de que mas me puedo enterar?: supongo que insistí y te rogué hasta convencerte…disculpa si no me acuerdo, pero es lo que tienen las mentiras, que quien no las inventa no las conoce…

Nunca contaste esto que yo he dicho ¿verdad?, nunca dijiste que tú fuiste el que quiso recomenzar…y fíjate, era el único recuerdo agradable que me quedaba ya de ti…

Sabes? Aunque volviste conmigo para usar mi brújula mágica, nunca aprendiste a utilizarla, y tampoco supiste fabricarte la tuya, así que sigues perdido, inventando tu pasado para no tener que enfrentarlo.

Si yo te hubiera pedido volver, no lo negaría, ni me sentiría mal, pero esa es otra de las infinitas diferencias entre tú yo. A mi no me avergüenza tener corazón…
Hoy me he reído, y me seguiré riendo, porque con cada mentira que te descubro ahora, siento la dicha de la distancia que nos separa.

Y como ves, cumplo mi propósito, ya no cargo tus mentiras, las abro y las dejo sueltas para reírme viendo como se desvanecen en el microclima de tu ego…

Algún día te darás cuenta de que al final de cada página de tu pasado, hay un pie de página en blanco…

domingo, 14 de octubre de 2007

CAMINANDO ENTRE ROTURAS

Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde…y eso es aplicable a las personas, cosas y hasta a los huesos rotos...
Y es que cuando se trata de romper, da igual lo que sea, siempre hay un antes que era íntegro y un después que termina dividido... o remendado.

Ahora que descubro mi bonita fractura de cadera después de un mes de deambular con la “libertad” que me otorgaba mi inconsciencia, y después de darme cuenta de cómo nos negamos a veces las realidades más dolorosas (y nunca mejor dicho), caigo en el hecho de todo lo que esto significa realmente en la vida de muchos de nosotros.

¿Cuántos de nosotros no nos hemos negado “in-cons-conscientemente” (porque hay inconsciencias que termino por no creerme mucho tampoco…) que nuestra relación ya no funcionaba, que estaba irresoluble y definitivamente rota?
¿Cuántas veces nos hemos engañado pretendiendo creer que manteníamos una confianza que ya estaba irremediablemente dividida?

Y es que las roturas pueden ser, al igual que las fracturas óseas, de muchas clases: completas- incompletas, desplazadas-no desplazadas, conminutas (es decir “echas pedazos”)-sencillas….pero lo que ocurre en todas ellas, es que aparece algo que antes no había: DISTANCIA entre dos trozos que supuestamente eran uno, DIVISÍÓN en lo que aparentemente era consistente…y lo del DOLOR y la CICATRIZ, pues como siempre…dependiendo del caso.

Pero lo que me llama la atención de muchas roturas-fracturas, es que juegan al escondite detrás de nuestra voluntad , pero de nuestra voluntad de engañar-engañarnos acerca de lo evidente: la propia ruptura-rotura-fractura…

Y es que como casi siempre, una atención a tiempo evita muchos males. Una fractura que se conoce pronto, puede ser tratada y evitar efectos indeseados…

¿Será por eso que todos andamos con secuelas de relaciones (amistosas, amorosas o familiares) anteriores?

domingo, 23 de septiembre de 2007

CAMINANDO ENTRE AGRESORES

Acabo de pasar por el Blog de mi amigo Genin, y su contenido y algunos de los comentarios posteriores, han hecho volver sobre mí algunos momentos de esos que se guardan a propósito en el cajón del fondo de la memoria, para no encontrártelos con demasiada frecuencia.

Las personas crecemos siempre con miedos porque en nuestro entorno y desde que nacemos, siempre hay recomendaciones de protección: "cuidado , no tropieces" "pon atención, no te caigas" "usa el trapo, no te quemes"...
pero las niñas crecemos con un extra de preparación al miedo. Y es un extra ingrato, porque de alguna forma terminamos asumiendo que podemos ser culpables de la causa que justifica ese miedo. Se nos avisa del peligro de los extraños, de que debemos ser "decentes" y de que hay "hombres malos" que quieren "lo más hermoso de nuestras vidas"...

No voy a entrar ahora en valoraciones sobre la ideología que hay detrás de todo esto, ni sobre la apreciación de la mujer como una caja sorpresa que una vez "desprecintada" pierde valor... Voy a quedarme solamente, con el germen del miedo que esto representa para muchas mujeres...

Y lo verdaderamente desolador en todo esto, es que en algun momento de nuestras vidas, todas somos víctimas, testigos o confidentes de estas situaciones.

A los 1o años, yo asistía con frecuencia a catequesis. Iba los sábados por la tarde a la Iglesia de la Magdalena, en la calle Puentezuelas, en Granada. Había un anexo a la capilla (preciosa por cierto) en el que se distribuían las oficinas " de los curas" y un piso donde se daban las clases y las actividades. Abajo había una especie de salon de actos, donde tambien hacíamos actividades.

El párroco era un anciano encantador (paradógicamente el nombre del buen sacerdote lo he olvidado..). Un hombre dulce y cariñoso, la imagen clásica del típico párroco bondadoso.

El segundo de a bordo, era un sacerdote mucho más joven, yo diría con mi recuerdo de ahora, que debería tener alrededor de 40 años.

Los niños y las niñas dábamos la catequesis separados, y el sacerdote "DonRamón", estaba casi siempre con los chicos.
Eran raras las ocasiones en que nos daba alguna clase, pero en las actividades comunes siempre aparecía.

El grupo de niñas no era muy amplio, y la mayoría estábamos entre los 10 y los 13 años.
Hubo una época, en que las niñas empezamos a ser conscientes de que Don Ramón era un poco "pesado". Siempre que andábamos cerca, terminaba tomándonos a alguna de los hombros mientras hablaba con todos, y al tiempo empezaba a toquetearnos el cuello, la espalda y a veces tambien bajaba las manos hacia delante.
Nosotras éramos al princio demasiado niñas para ver algo "perverso" en ello, pero evidentemente, muchas de nosotras empezamos a desarrollar, y a partir de ese momento se nos despertaron los sistemas de alerta, porque entendíamos que había algo en nosotras que podía "incentivar malos pensamientos y acciones"...

Tengo que confesar que yo percibí esto de las últimas, porque tardé mucho más que las otras en empezar a parecer un "proyecto de mujer" , pero lo bueno de las amistades es que te enseñan a apreciar y ver cosas que sólo no verías...

Antes de tener consciencia de que aquello realmente era indigno, recuerdo que jugábamos a ver quien conseguía zafarse del Don Ramón, y la pobre que era "atrapada", perdía... Al cura le pusimos el mote de "tocadiscos", y así anduvimos hasta que como dije, se nos prendió la luz que nos dejó ver la diferencia entre lo que es un juego, y lo que sencillamente no está bien.

Yo no dije nada en casa, entre otras cosas porque no pensé que sirviera de mucho y porque yo tampoco le dí personalmente, una relevancia mayor. En mi inocencia, no veía la trascendencia ni el potencial de otros abusos en este.

Algun padre debió hablar, porque Don Ramón fue retirado de las actividades con nosotras, pero seguía por allá, y continuábamos viéndonos.

A los 13 años dejé de ir a la parroquia, me mudé de barrio, y años despues, estudiando ya medicina y colaborando con una ONG , tuve que volver a esa parroquia para solicitar que destinaran "el cestillo" del domingo a un proyecto de salud en Burkina Fasso.

Volví a hablar con el párroco... y ahí estaba Don Ramón, serio, correcto y amigable. Obviamente no se acordaba de mí, y yo en ningun momento le hice alusión a mi pasado en la parroquia . Salí de allí siendo consciente por vez primera, de lo que había ocurrido realmente, de lo que este hombre nos hacía, y de que a pesar de ello, había terminado siendo párroco...

Sentí una extraña sensación que me hizo apresurarme a salir de allí. De repente pensé si habría seguido con otros, si lo habría hecho antes de nosotros, y si alguna vez habría ocurrido algo más. Tambien pensé en cómo debía sentirse él, incluso le adjudiqué el beneficio de la duda, atribuyendo su descargo en el hecho de que el voto de castidad probablemente es un absurdo que pocos religiosos podrián cumplir con salud mental...pero igualmente quise salir de allí, y olvidar, y no pensar, olvidar, y no pensar....

Con los años he conocido a muchas mujeres, y he conocido historias desgraciadas, protagonizadas por mayores desgraciados, muchos de los cuales siguen en la calle porque además, nunca fueron acusados de nada. Y no estamos hablando de forajidos callejeros, sino de tipos aparentemente "normales"... quizás el problema radica en parte en que asumimos que un comportamiento socialmente aceptable, no incluye los asuntos de alcoba, por llamarlo de alguna manera, y tambien es cierto, que el derecho a la intimidad, no deja de serlo porque existan degenerados.

Pero ¿Cual puede ser la unidad de medida para todo esto???

miércoles, 12 de septiembre de 2007

kayara-paseando por la vida - Buscar con Google

kayara-paseando por la vida - Buscar con Google

CAMINANDO ENTRE LO RELATIVO

La física quántica nos dice que el tiempo es relativo, e incluso hay experimentos para comprobarlo. Y si, creo que todos somos conscientes de que la percepción del mismo varía según el momento y la circunstancia. Lo que en cualquier caso nunca ocurre, es que la percepción lo retrase.
Me explico: puedo sentir que una mañana se me ha hecho más larga o más corta, pero no puedo volver atrás...o quizás sí, como deben pensar los que creen posible construir “máquinas del tiempo”, fantasía que por algo se repite en muchos relatos de ciencia ficción.

Puede que la relatividad del espacio-tiempo nos lleve algún día a poder retroceder, pero lo cierto es que por el momento, no podemos.

Estaba esta mañana redactando un documento, y como tantas otras veces hago, le he dado al icono del “vuelta atrás”, ese que tiene una flecha rotando a la izquierda ("mi" izquierda, porque esto de los sentidos también es relativo y dependiente del “desde” donde se mira...).

De repente he pensado que varias veces al día, puedo volver atrás y hacer desaparecer el error, recuperar la información , reencontrarme con lo perdido...y también de repente he pensado que este botón es una provocación al tiempo, y al sentido secuencial que le otorgamos. “Pensabas que pasaste y me conformé...pues no¡ ahora le doy a este botón y me río en tu cara, volviendo atrás tantas veces como me apetezca (o la computadora aguante)¡¡”.

Solo podemos jugar con el espacio-tiempo de lo escrito, pero por algo se empieza ¿no?

Y se me ocurre pensar que cada vez que le damos a la flecha que rota hacia atrás, y salvamos lo que habíamos perdido, o corregimos lo que habíamos puesto mal, tenemos la sensación del alivio de las segundas oportunidades.

Pero ¿será que comprendemos exactamente lo que significan las segundas oportunidades? o lo que es más, como individuos. ¿estamos dispuestos a ofrecerlas, a servir de flecha rotadora hacia atrás, para terceros?...uhm...no se.

Puede que sí, puede que no. A fin de cuentas...todo es relativo...









domingo, 12 de agosto de 2007

Caminando entre agujeros

No tenía pensado escribir nada por el momento, pensando que quizás solo con algo elaborado y muy meditado, merecería robar el tiempo de quien se pare por aquí.

Pero un buen amigo (que ya te considero así Genin) me ha animado a no esperar tanto, y quizás a exigirme mucho menos.

Este último mes, ha sido uno de esos en los que el paseo por la vida se hace esquivando charcos y agujeros. Me enferenté a la miseria de descubrir la falta de responsabilidad y el abuso de confianza de alguien que supuestamente era todo lo contrario. Me enfrenté a la injusticia de pertenecer a un sistema que protege a este tipo de parásitos, y enredada en este suburbio de bajos comportamientos, me perdí el final del camino de un buen amigo.

Mi amigo tuvo la dudosa suerte de tentar a la probabilidad consiguiendo de golpe dos de los peores premios de la lotería de la salud. SIDA y cáncer, los dos diagnósticados al mismo tiempo y sin preaviso.

Pensé que no lo volvería a ver nunca más cuando salí de España hace más de un año, y no obtante, tuve la suerte de verlo en mis últimas vacaciones. Aun nos preparó una de sus deliciosas paellas, y paseamos por el campo y nos reímos, y le acompañamos en algun momento de debilidad.

Pero yo volví a mi trabajo, y él quedó peleando, caminando por su calle de baches , empujones y prohibiciones...hasta que llegó al stop sin retorno.

Yo no pude acompañarlo, y lo que más me duele es que en esos días yo no peleaba por las cosas que nos traen acá, sino por demostrar la innoble actuación de los que se toman esto solo como un trabajo, y no como una "causa" .

Caminando por la vida descubrimos tantas cosas...aprender a valorar las buenas y a enterrar las malas despues de entenderlas, supongo que forma parte del caminar.

Hay paseos que dejan ampollas , pero ¿qué caminante no ha tenido que parar en algun mometo a descansar?.

domingo, 22 de julio de 2007

Diario de la des-esperanza

Acaba de despertarme el canto de la tropa que cada mañana pasa bajo mi ventana,
mi tiroteada ventana de la casa en Uige, en la hermosa Angola...

Siempre me resultó hermoso oir este coro de voces de militares,
de voces de hombres soldados, de voces de hombres cantando...
sin pensar ni un momento en lo que pudieran decir .
Probablemente cantaban sobre cómo dar muerte al enemigo, o sobre el orgullo de la guerra, o sobre el precio de la paz.

Y aunque hace ya diez años que no debería oir esos cantos al amanecer , no los pierdo de mi cabeza, los guardo con todos los matices de voces y colores musicales que tenían. Quizás me vinieron porque pienso en el nuevo acoso sobre Uige, el acoso del Marburg, que esta vez si que no entiende de bandos ni de ideologías.
Señor entregado para todos, para todos sin exclusión...

Envidiable que la actitud de los señores de la enfermedad (entes del microcosmos trajeados de virus, bacteria o parásito) sea tan abierta y tolerante ...los señores de la guerra, los señores de la tierra, qué cruelmente generosos son a veces...

Y como de golpe me asalta la imagen del niño de tres meses muerto hace unos dias en Tarifa tras su primer y último gran viaje por el estrecho, que huyendo de unos y otros señores de su desdicha, vino a caer en la que su madre le pretendía evitar...

Y sin quererlo veo al indito escuálido, de mirada triste y respirar forzado, que aguardaba paciente en su hogar de caña, la continua visita del señor más poderoso e implacable, el señor de la Miseria, el que todo lo consiente , el que todo lo permite, el que siempre deja paso al resto de los señores de la injusticia...

Y no llego ni a cerrar los ojos, cuando me encuentro frente a la esposa, la madre, la amiga, la hermana ...la sola.
Vestida con paño, con trenzas o djilaba,
con hijos a la espalda, o en el pecho, o en los brazos.
Con carga en la cabeza, o en la espalda, o en los brazos.
Con heridas en la espalda, o en los brazos .... o en el alma...
y que sigue, y a veces hasta canta, como canta la tropa que lucha sabiendo que cada día puede morir, y que aunque hoy no lo hizo, ya ha muerto un poco...

Y veo pasar por mi cabeza a todos los señores de lo injusto: los de la miseria, el hambre, la guerra, el desamparo, la marginación...y quiero pensar que algún día en alguna parte, les hicimos frente, los castigamos, machacamos, escupimos, estrangulamos, oprimimos, retorcimos, devastamos....y quiero creer, que en alguna ocasión, aunque solo fuera por un momento, lo logramos.

He cerrado los ojos unos segundos, y han pasado ante mí cientos de caras, sonrisas, momentos, instantes...y me aferro a ese recuerdo, y me empeño en quedarme con lo hermoso, y recordarle a la miseria y sus vasallos, que me niego a creer que ella pueda con todo.


Quizás hoy cambie la letra del himno de las tropas, y con él haga una nana para que descanse el niño que duerme en el estrecho. Y que vigile sus sueños el indito que ya no está tan flaco, ni tan triste, porque la madre-mujer lo arropa y él le besa la frente, y con ese beso ella siente, y se siente, menos sola.


Guatemala, mayo de 2005